
El gobierno de Javier Milei anunció hoy la salida de un organismo que reúne a 193 países de todo el mundo. Falta de vacunas y medicamentos, mayor gasto y escasez de acceso a información, las principales consecuencias de abandonar la OMS.
En el marco de una decisión inédita para el país, el Gobierno Nacional anunció la decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras revisar su participación. La medida fue anunciada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, aduciendo “profundas diferencias respecto, por supuesto, a la gestión sanitaria, especialmente durante la pandemia”. Hasta el momento, participaban un total de 195 naciones, número que ahora se reduce a 193 tras la salida de Argentina, en línea con lo realizado por Estados Unidos.
"La OMS cometió un delito de lesa humanidad", aseguró el presidente Javier Milei en reiterados discursos y en las últimas horas, a través de sus redes sociales, luego de que el Gobierno nacional anuncie la salida oficial de la Argentina de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, las consecuencias de esta decisión son en algunos puntos devastadoras para la población.
Según indica la Fundación Soberanía Sanitaria, que Argentina deje la OMS y/o la Organización Panamericana de la Salud (OPS) tendría las siguientes consecuencias:
- Dejaríamos de tener acceso al fondo rotatorio y estratégico que nos hace ahorrar millones en la compra de tecnologías e insumos sanitarios.
- Se perdería el estatus de Centros Colaboradores en laboratorios prestigiosos como el INCUCAI, Malbrán y la ANLIS. Esta situación traería la consecuencia de quedar fuera de las redes internacionales que mejoran nuestras prácticas (Argentina posee una serie de centros colaboradores que trabajan en red con otros centros de otros países, fortaleciendo las capacidades propias y manteniendo al país en altos estándares de calidad y reconocimiento internacional. Como ejemplo de esto, se podría perder el rol de los laboratorios especializados en argentina, en vigilancia internacional de agentes infecciosos).
-Podría llegar a desaparecer el Centro Nacional de Enlace del Reglamento Sanitario Internacional, lo que implicaría mayor dificultad para acceder a información en tiempo real sobre la circulación de agentes infecciosos y emergencias en salud pública.
-Desaparecería el apoyo a programas de enfermedades transmisibles y no transmisibles, salud mental, materno infantil y vacunas, entre otros, lo que iría en detrimento a mediano plazo, en la calidad y sustentación de los mismos. Esto incluye medicamentos oncológicos y contra el HIV.
-Acabaría el apoyo a la estructuración de los servicios de salud y desarrollo de los recursos humanos en salud.
-Finalizaría la participación de funcionarios de salud y profesionales argentinos en las reuniones, proyectos, talleres y redes de trabajo internacionales, aislando a nuestro país de las actualizaciones en temas sanitarios y dificultando la financiación externa a programas y proyectos de salud que nos permitan una mayor calidad sanitaria.
-Ante otra pandemia, no recibiremos cooperación, que implicaría la ausencia de apoyo técnico directo, de apoyo para compra de insumos y equipos, para la contratación de personal, entre otras posibles utilidades.
-Debilitaría el abordaje de enfermedades raras o desatendidas siendo que no sólo se recibe colaboración técnica sino en muchas ocasiones también donación de medicamentos huérfanos.
-Perjudicaría a las provincias debilitando su capacidad técnica ya que también estos organismos internacionales articulan de manera subnacional.
-Quedaríamos al margen de métodos de mejora de trabajo, como las funciones esenciales en salud pública que ayudan a diagnosticar problemas e implementar soluciones dentro del sector salud.
Falacia absoluta
Mientras el presidente Milei insiste con el “pésimo manejo sanitario” de la pandemia, las estadísticas difundidas por la propia OMS colocan a Argentina como uno de los 20 países con mejores índices de vacunación durante la pandemia, acción que salvó miles de vidas. Brasil, con Bolsonaro como Presidente (a quien Milei elogia en forma permanente), padeció la muerte de más de 702.000 habitantes por no seguir los protocolos sanitarios que se recomendaban en el momento.
Por su parte Trump, quien también era Jefe de Estado durante la pandemia, optó por un camino similar: las consecuencias están a la vista: más de un millón de personas fallecieron, y muchos cuerpos debieron ser enterrados en fosas comunes ante la gravedad de la situación.
Desde el punto de vista jurídico, la decisión de retirarse debería haber pasado por el Parlamento y se estima que podría tardar un año en hacerse efectiva. Según el constitucionalista Andrés Gil Domínguez, "para que el Estado argentino pueda 'irse' de la OMS se requiere la aprobación previa del Congreso con una mayoría simple y la denuncia surtiría efectos a partir del año de notificada".























