Una vez más el Hospital Alberto Eurnekian fue el epicentro de un notable caso que requirió la intervención de los profesionales más capacitados en la temática. En concreto se trató de una cirugía que consistió en extirpar un sarcoma de partes blandas con la posterior realización de un colgajo de trapecio, una operación delicada pero exitosa que se extendió por más de tres horas.
Cuando la palabra sarcoma es parte del nombre de una enfermedad, esto significa que el tumor es maligno (canceroso). En efecto, los sarcomas de tejidos blandos se pueden originar en tejidos blandos como los adiposos, musculosos, nerviosos y fibrosos, así como en los vasos sanguíneos o los tejidos profundos de la piel. Estos pueden encontrarse en cualquier parte del cuerpo con pronósticos que no suelen ser alentadores.
Cristina, de 70 años y vecina de Ezeiza, acudió al Hospital Eurnekian para realizar inicialmente una consulta con el equipo de Cirugía de Tórax. El panorama no era favorable, pues la paciente presentaba una lesión muy importante en su cuello -literalmente un huevo en la nuca- que llevaba ya un año de duración. A pesar de haber acudido a otros centros sanitarios no tenía ningún tratamiento en marcha que se acercara a una solución.
“Tras una punción se confirmó que tenía un sarcoma de partes blandas. Si bien no está tipificado qué tipo de sarcoma era al ser maligno requería una resección. Al ser una lesión en la región occipital el área de tórax se contactó con nosotros para planificar la intervención”, explicó Juan Cruz Ramallo, especialista en cirugía de cabeza y cuello y parte del equipo que estuvo presente en la operación.
Según reveló, Cristina ya no podía dormir por esa lesión en la espalda y su día a día se había tornado tortuoso. “Ella aseguraba que, aunque no la curen, lo que quería era que le saquen ese huevo en la nuca”, agregó.
Como la lesión alcanzaba los 15 centímetros, a la paciente se le tuvo que hacer un colgajo de rotación. Específicamente, lo que se utilizó fue un colgajo de trapecio inferior, algo que comprende músculos, facie y piel, llevándose lo extirpado hasta la zona donde se encuentra el defecto.
“Es un colgajo que en nuestra especialidad lo usamos mucho porque nos permite llevar bastante piel y mucho músculo a la zona occipital, del cuello o hasta la mejilla”, detalló Ramallo, quien especificó que la cirugía de resección duró casi dos horas, en tanto que el colgajo demandó una hora y media.
Los pasos a seguir y el cambio en la calidad de vida
Si bien un sarcoma de partes blandas requiere resección quirúrgica, es necesario posteriormente un tratamiento oncológico. Son tumores agresivos y de mal pronóstico que se ulceran y sangran.
“La cirugía era delicada y con peligro de vida justamente porque el mayor riesgo en este tipo de tumores cuando se opera es el sangrado, algo que puede ocurrir en gran cantidad cuando se realiza la intervención. Además, era un caso complicado para los anestesistas, ya que al ser un tumor en la zona alta de la espalda la paciente estaba boca abajo, lo que requiere primero intubarla, luego darla vuelta, y ante cualquier complicación de la vía aérea es más difícil para ellos resolver”, narró el cirujano.
Según contó Ramallo, la paciente se encuentra en muy buen estado. “Si bien es algo reacia a los controles, hablamos seguido con ella para que vaya al oncólogo y siga los pasos necesarios. Está contenta porque pudo volver a dormir y hasta le tuvimos que pedir que se quede un poco quieta porque al sentirse bien quería hacer vida normal y nosotros no queríamos que se caiga el colgajo. Sin dudas al no tener esa masa tumoral tan grande que le molestaba su ánimo cambió; de todas formas, esto no es una ciencia exacta y deberá hacer un seguimiento muy detallado”.
Hasta el momento nunca se había resecado un sarcoma tan grande en esa zona en la historia del Eurnekian. Otra muestra clara del continuo progreso de un nosocomio que se consolida en toda la región como un centro sanitario de excelencia.
Equipo completo
Equipo de Cirugía y Cuello: Leonardo Piraino, Francisco Trejo, Ezequiel Aramburu y Juan Cruz Ramallo.
Equipo de Tórax: Marina de la Rosa, Carolina D´Onofrio
También participaron anestesiólogos, instrumentadores quirúrgicos y residentes.