Corría el año 2014 y Emanuel Pintos, un vecino de Vista Alegre de apenas 22 años, fundaba el merendero “Rayito de Sol”, en donde chicos y chicas se alimentaban, festejaban cumpleaños y luego jugaban un partido de fútbol en un potrero cercano.
Sin embargo, con el tiempo este proyecto creció y se transformó en El Rayo Fútbol Club, un espacio que no solo se enfoca en el deporte, sino también en el apoyo social y educativo de sus miembros. En este cálido espacio cada familia que lo compone pone su granito de arena para que el club siga creciendo y que los 400 chicos y chicas que asisten se formen como deportistas y principalmente como seres humanos.
Actualmente, El Rayo, cuenta con una cancha ejemplar: “Me di cuenta que cuando llovía los chicos tenían que interrumpir el entrenamiento, entonces le hablé a Gastón (Granados) y a la semana ya teníamos el material para hacer la cancha”, aseguró Pintos, quien recibió apoyo del jefe distrital paraseguir soñando en grande.
Con el impulso de la fundación para la Prevención y Asistencia en Salud Mental (Prasam) que desde el 2001 trabaja arduamente protegiendo a las infancias y promoviendo sus derechos, el club ofrece apoyo escolar y un consultorio psicopedagógico para aquellos que lo necesitan sin cobrar un solo centavo por ello. En el Rayo hay un aula preparada especialmente para asistir a cada chico donde estudian, meriendan y realizan actividades didácticas.
La institución barrial es netamente sostenida por los socios.En esa línea, el fundador aclaró: “Nosotros no cobramos cuota mensual porque queremos que los padres de los chicos puedan comprarle todo para que realicen su actividad con la indumentaria completa, y en el caso que se necesite algo puntual se hacen rifas, se buscan donaciones o se llevan a cabo acciones para poder recaudar”
La pasión y el compromiso de Emanuel Pintos y su familia han sido clave para el éxito de este proyecto: “Queremos que los chicos tengan un lugar seguro y divertido donde crecer y desarrollarse", comentó Emanuel, al mismo tiempo que agregó:“Nosotros tratamos de que vengan a divertirse, a comer algo rico y a buen precio del buffet, ya que no sacamos ganancias más que para seguir comprando alimentos”.
Desde su fundación, El Rayo ha estado dedicado solo al fútbol. Su misión es utilizar el deporte como una herramienta para ayudar a los niños del barrio a convertirse en buenas personas, basándose en valores como el trabajo en equipo, la disciplina y el respeto. A través del fútbol, el club busca inculcar en los niños la importancia de establecer metas y trabajar duro para alcanzarlas, así como también la capacidad de superar obstáculos y perseverar en momentos difíciles.
Para lograr esto, la entidad ofrece un entorno seguro y apoyo para que los niños puedan crecer y desarrollarse tanto dentro como fuera del campo de juego. A través de sus programas sociales, el club busca asegurarse de que los niños tengan acceso a los recursos que necesitan para tener éxito en la vida. Al enfocarse en el desarrollo integral de los niños, se ayuda a moldear a los líderes del mañana y a hacer una diferencia positiva en su comunidad sobre todo en épocas de crisis económica e institucional como la que está atravesando nuestro país.
El Rayo es un ejemplo inspirador de cómo el deporte y el apoyo social pueden unirse para hacer una diferencia en la vida de los niños. El poder de transformación que ejerce al iluminar el futuro de cientos de niños y niñas en Ezeiza no tiene límites. Nunca se sabe de dónde puede salir un nuevo campeón del mundo.