El Lechero marcha anteúltimo en la tabla y el próximo sábado deberá enfrentar a Quilmes, uno de los equipos más fuertes de la zona. Prueba de fuego para un plantel que volvió a caer en un pozo.
La agónica derrota de Tristán Suárez en Jujuy fue un baldazo de agua fría que potencia la fragilidad de un plantel al que no le sobra nada desde lo futbolístico y que necesita reaccionar. En ese marco, el próximo sábado desde las 21:30 tendrá una prueba de fuego ante Quilmes, uno de los pesos fuertes de la zona y la categoría.
Días atrás, Gastón Granados aseguró que “había Di Noia para rato”. El respaldo es lógico, siendo un técnico que poco después de llegar cosechó algunas victorias importantes y que cortó la espiral negativa de las primeras jornadas. Sin embargo, las malas noticias han vuelto.
El equipo del distrito marcha anteúltimo con apenas tres puntos más que Chaco For Ever, y hoy jugaría un desempate contra otro conjunto de la zona A para no descender. Asimismo, Suárez es el equipo más goleado y con más partidos perdidos de todo el campeonato.
El sábado quien estará del otro lado es Quilmes, que marcha cuarto y a cinco puntos del líder. Ante su público, el local sabe que necesita volver a ganar y salir de otra mala racha que lo mantiene cerca del abismo y que lejos está de cumplir con las expectativas que se habían generado.